Rollo blanco de PLA de origen biológico, compostable y biodegradable
Lámina termoformada de PLA translúcida de color blanco lechoso y 0,4 mm de espesor
Rollo blanco de PLA de origen biológico, compostable y biodegradable
- top leader plastic
- Porcelana
- 15 días hábiles
- 150 toneladas/mes
- información
A medida que la reducción del uso de plástico y la protección del medio ambiente se convierten en una tendencia global, el PLA (ácido poliláctico) está reemplazando gradualmente a los plásticos tradicionales, convirtiéndose en la opción preferida para envases de alimentos y productos desechables gracias a sus propiedades biobasadas y biodegradables. Entre ellos, la lámina termoformable de PLA translúcida de 0,4 mm de color blanco lechoso y el rollo blanco de PLA compostable de origen biológico, con sus ventajas combinadas de compatibilidad con el termoformado, respeto al medio ambiente y apariencia práctica, abarcan una amplia gama de aplicaciones, desde blísteres de alimentos hasta contenedores desechables, satisfaciendo las necesidades de los usuarios y reduciendo el impacto ambiental. Hoy, analizaremos estos dos materiales de PLA y veremos cómo equilibran funcionalidad y sostenibilidad.
Los plásticos tradicionales (como el PP y el PET) se ven afectados por su indegradabilidad y su dependencia de los recursos petrolíferos. El PLA aborda estos dos problemas, a la vez que es funcionalmente compatible con la mayoría de las aplicaciones de envasado de baja y media temperatura, lo que lo convierte en una opción rentable para soluciones respetuosas con el medio ambiente.
1. Respetuoso con el medio ambiente: desde la fuente hasta el residuo, un ciclo de vida verde.
El PLA es de origen biológico, lo que reduce la dependencia del petróleo: se fabrica a partir de plantas renovables como el maíz y la caña de azúcar. Cada tonelada de PLA producida reduce las emisiones de CO2 en aproximadamente un 68 % (en comparación con los plásticos derivados del petróleo). El almidón vegetal se puede regenerar y reciclar, eliminando así el consumo de recursos no renovables.
Compostable, sin residuos ambientales: En condiciones de compostaje industrial (58 °C ± 2 °C, humedad ≥ 90 %), el PLA se degrada completamente en CO2 y agua en 180 días, sin dejar residuos microplásticos. Incluso en entornos naturales (como el suelo y el agua de mar), se degrada lentamente (2-5 años), eliminando así la contaminación ambiental a largo plazo asociada a los plásticos tradicionales.
Los materiales LA se centran en aplicaciones que requieren temperaturas bajas a medias, envases de un solo uso y altos estándares ambientales. Son especialmente adecuados para marcas o regiones con un claro enfoque en la reducción del consumo de plástico, principalmente en tres áreas clave:
1. Envasado de alimentos: Un proceso totalmente respetuoso con el medio ambiente, desde el envasado en blíster hasta el envoltorio en film.
Envases blíster para alimentos (PLA de 0,4 mm). Material de la lámina: Bandejas de fruta para supermercados (como bandejas para fresas y arándanos), blísters para panadería (como cajas para macarrones y galletas) y bandejas auxiliares para embutidos. Su exterior blanco lechoso y translúcido realza los alimentos, protegiéndolos de la luz solar directa y del deterioro. Su compostabilidad los hace aptos para aplicaciones desechables, lo que reduce los residuos plásticos.
Película para envasado de alimentos (rollo blanco de PLA): Envases para snacks (como bolsas individuales para frutos secos y galletas), film transparente para alimentos frescos (que sustituye al film transparente de PE tradicional) y film exterior para comidas preparadas. El material flexible en rollo es compatible con líneas de envasado automatizadas y se puede combinar con blísteres de PLA para lograr un envasado de PLA puro, mejorando así la imagen ecológica de la marca. 2. Artículos desechables: Sustitución de plásticos tradicionales y reducción de la contaminación.
Loncheras/envases desechables (lámina de PLA de 0,4 mm): Cajas de ensalada para llevar, cajas de comida rápida y cajas de fruta, aptas para alimentos fríos o calientes a temperatura media-baja (≤50 °C, como gachas de avena tibias). Tras su uso, se pueden compostar con los residuos de cocina, solucionando así los inconvenientes de las loncheras de plástico para llevar, que son difíciles de reciclar y propensas a la contaminación.
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